En el día a día tomamos muchas decisiones y no nos detenemos a pensar
si hemos obrado bien o si nos estamos equivocando. Las consecuencias, a
la larga, no siempre son positivas. Además, también perdemos mucho
tiempo luchando por cosas que en el fondo no importan tanto, y dejamos
de lado otras que deberíamos valorar más.
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